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Vecinos, constructores,
agricultores,… todos se unieron para hacer posible la ermita que
hoy conocemos, bendecida en el año 1956.
Se trata de una pequeña construcción de planta cuadrada con
un gran arco de medio punto que da acceso al interior. Presidiendo el altar,
la imagen de San Antonio, acompañado de un pequeño cerdo,
adornado con el tradicional collar de rollos.
Este humilde templo, recibe cada enero a las gentes que vienen a disfrutar
de la fiesta y a la vez traen a sus animales, mascotas en su mayoría,
para que el santo las bendiga.
Otros se dedican a dar vueltas a la pequeña ermita, para encontrar
pronto a su media naranja. Esto posiblemente sea una confusión,
ya que el santo cupido para la cristiandad es San Antonio de Padua, pero
bueno, la intención es lo que cuenta.
Después vuelve la tranquilidad, hasta que alguna boda se celebre
o la misa del mig any en julio, vuelva a acercar a los vecinos en torno
a este lugar que ya tiene sobre sí, siglos de historia.
La festa
Desde el origen de esta fiesta, el grupo encargado de su organización
es la Mayordomía, compuesta en su inicio por personas que todos
los años eran designados para desempeñar esta función,
es decir, no era un cargo vitalicio.
Pasaron
los años y a finales de los 60 y principios de la década
de los 70, se decide dar una estabilidad a dicha asociación, así que
vecinos y antiguos mayordomos, vuelven a la fiesta. Estos pusieron de
nuevo el proyecto en marcha para hacer la fiesta más grande.
Esta es la estructura que se mantuvo hasta el año 1995. En esta
fecha entró en la dinámica festera un nuevo grupo, la “Majordomía
Jove”, fundada por vecinos y amigos de la fiesta, que después
de la experiencia de colectividad y compañerismo que supuso el
arreglo de la calle para el 450 Aniversari del Milacre de la Llàgrima,
decidimos incorporarnos a ésta, introduciendo cambios. El más
importante, la participación activa de la mujer en la fiesta.
Hoy la generación fundadora y la nueva generación, caminan
juntas para hacer una fiesta digna y querida por todos. Pasacalles, juegos
infantiles, misa, bendición, procesión, barraca, pólvora,
música, rifa, cerdo, cordero, paraetes,… son los ingredientes
de esta fiesta. El blusón y el pañuelo, la forma de identificar
al festero. Las casas abiertas para recibir a los que visitan la calle,
y “el putxero i les tarongetes” presiden la mesa.
Tenemos que celebrar todos juntos el 50 Aniversario, porque es un triunfo
de toda nuestra comunidad, Mutxamel.
Este artículo que habla de la tradición e historia de esta
pequeña aunque entrañable comunidad, cabe en este llibret
de festes, porque quienes fundaron la fiesta, eran festeros. También
los y las que hoy la mantienen.
También esta calle fue testigo de guerrillas que bajaban desde
el Calvario. Hoy es testigo de pasacalles, dianas y desfiles de los festeros
que no participan en la guerra, pero sí en el avituallamiento
de bebidas, risas y música. También fue cuna de barracas,
como la de los Piratas.
No puedo terminar este texto sin agradecer el esfuerzo de todos los que
han hecho posible el nacimiento y mantenimiento de esta fiesta. Son muchas
las personas las que han pasado por la pequeña historia de nuestra
calle, y sería difícil enumerarlos a todos. Hoy muchos
seguimos participando, otros ya no están, pero en cada uno de
nosotros sigue vivo el recuerdo de lo compartido con todos ellos.
Quiero dedicar de forma especial este estudio a mis padres, porque son
ellos los que me han educado en el amor hacia mi pueblo y mi comunidad,
y también al desaparecido Pepe Marianeta (primer presidente de
la Majordomia Jove) y a su familia, que siempre han tenido las puertas
de su casa abiertas a la fiesta.
Rafael
García Berenguer
Pelailla
i Colomina |
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